Contacta con el técnico certificador de la zona que prefieras y concerta una cita para que visite tu vivienda. En esta visita al inmueble, el técnico certificador realizará un croquis y tomará medidas de las estancias, revisará los materiales de la fachada y cerramientos e inspeccionará las instalaciones de calefacción y climatización.
A continuación, el técnico certificador realizará un plano del inmueble e introducirá los datos del edificio en un programa informático para obtener la calificación energética. Para calcular la calificación energética se tienen en cuenta: materiales de cerramiento exterior, carpinterías y tipo de ventanas, sistemas de climatización, etc.
Con los resultados obtenidos del cálculo, se genera el certificado energético que indica el grado de eficiencia energética del inmueble. Esta graduación va desde la letra "A" la letra "G". Además, el propietario recibirá un dossier con unas sugerencias de mejora para rehabilitar el inmueble y conseguir una mejor calificación.
Finalmente el certificado debe ser registrardo en el órgano competente de tu comunidad autónoma, que verificará que todo es correcto. Este organismo expide la etiqueta energética oficial, que debe ser usada para informar a los posibles compradores o arrendatarios del inmueble. El registro puede ser realizado por el propietario o por el técnico certificador.
Es un documento que informa sobre la eficiencia energética de un inmueble. Es la etiqueta que clasifica a nuestra casa en relación de la energía que consume.
Desde el 1 de Junio de 2013, si eres el dueño de una vivienda u otro inmueble y deseas alquilarlo o venderlo, debes obtener un certificado y mostrarlo a las personas interesadas.
Dependiendo de cada inmueble, entre unos 150-300€. Cada técnico es libre, pero desconfía de los que lo ofrecen más barato, pues puede ser peor para ti.
Para más información acerca de la certificación energética de edificios visita nuestro blog y consulta la información proporcionada por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo y el IDAE.